Más tecnología y seguridad híbrida, así forma Prosegur a su personal operativo

Prosegur se toma muy en serio la formación de sus vigilantes. La empresa no solo les ofrece una vía de capacitación laboral adaptada a los requisitos legales para ejercer su profesión: también se asegura de seguir formándolos y garantizarles posibilidades de crecimiento profesional y promoción interna.

Gonzalo García Hernández, gerente de Formación y Universidad de Prosegur, quiere transmitir una idea: “Nuestra empresa, que es una de las principales compañías empleadores de España, lleva muchos años ofreciendo trabajo estable y de calidad, así como amplias posibilidades de hacer carrera y acceder a promociones internas”.

Prosegur pone especial cuidado en la capacitación de su personal operativo, los vigilantes, más de 20.000 en España. “Tenemos una demanda continua de profesionales de este tipo”, añade Óscar Blázquez, Director de Selección, Formación y Desarrollo, “y el mercado no siempre la cubre de manera adecuada, así que lanzamos campañas periódicas de captación de personas con perfiles adecuados y nos encargamos de capacitarlas y que obtengan las necesarias acreditaciones para ejercer la vigilancia”. García y Blázquez nos hablan del ciclo de vida profesional del vigilante formado por Prosegur.

En palabras del gerente, “hay dos formas de acceder al sector” en España. La primera consiste en “180 horas de formación específica seguidas de un examen que coordina el Ministerio del Interior y que incluye también pruebas físicas”. Los candidatos que completan esta vía acaban obteniendo una habilitación conocida como TIP (tarjeta de identidad profesional) que resulta imprescindible para ejercer la profesión.

“Tenemos una demanda continua de profesionales de este tipo”, añade Óscar Blázquez, Director de Selección, Formación y Desarrollo

 

La segunda vía de acceso, “similar, pero con ciertas diferencias”, en palabras de García Hernández, “consiste en un itinerario de formación de 290 horas más 40 de prácticas después del cual se puede obtener también el TIP”. Prosegur dispone de un equipo de formadores en plantilla que ofrecen ambos itinerarios de capacitación laboral. Además, tal y como explica Blázquez, “la compañía recurre también a los servicios de formadores externos, pero siempre con las máximas garantías, ya que se trata de un sector muy regulado que exige conocimientos y experiencia”.

 

Un camino de perfeccionamiento continuo

Tras adquirir la capacitación básica, explica García, “el vigilante puede requerir formación adicional y personalización de conocimientos para adaptarse a las características y necesidades de cada servicio concreto”. El Ministerio del Interior Español reconoce 14 especialidades de seguridad privada distintas: “Lógicamente, no es lo mismo trabajar en un evento deportivo que custodiar un polígono industrial o acudir en moto a resolver una incidencia tras un salto de alarma. Existe un espectro muy amplio de posibles servicios de seguridad, y cada uno de ellos responde a su propia lógica y presenta necesidades formativas específicas”.

Una vez formado y especializado, según cuenta Blázquez, el profesional de vigilancia “debe realizar un mínimo de 20 horas anuales de reciclaje”. A ese imprescindible proceso de adaptación y reciclaje continuo hay que añadir, como explica García Hernández, “la formación complementaria de los dedicados a tareas como ciberseguridad o que trabajan para clientes especiales, en sectores como la sanidad o las infraestructuras críticas”. Para Blázquez, es importante destacar que “la vigilancia es un servicio que cada vez tiene más que ver con el conocimiento y la aptitud y menos con el uso de la fuerza”. Para ejercerlo, “hay que adquirir aptitudes y destrezas muy amplias en áreas como la gestión de conflictos, la protección contra incendios, el uso de desfibriladores, el manejo de tecnologías de análisis y gestión de datos…”.

 

Más conocimiento, más habilidades específicas

En total, Blázquez y García hablan de “entre 60 y 70 temáticas distintas, algunas más hard, de vigilancia pura y dura, y otras más centradas en la comunicación interpersonal, la psicología, el respeto a la diversidad o el servicio al cliente, dado que gran parte de nuestro personal operativo está de cara al público”. Las cifras dan una dimensión bastante exacta de la importancia que los procesos de capacitación tienen para Prosegur: en España se impartieron durante 2022 más de 470.000 horas lectivas para personal operativo, de las cuales alrededor del 70% fueron presenciales y el resto a distancia.

García añade que el coste de la formación aumenta año tras año, como consecuencia de “la apuesta de Prosegur por un modelo de seguridad privada de vanguardia basada en tres pilares: tecnología, datos y personal altamente cualificado”. Esta estrategia de “seguridad híbrida” hace que los vigilantes estén recibiendo, cada vez más, formación detallada en “inteligencia artificial o gestión de aparatos de videovigilancia y procesamiento de datos”.

En España se impartieron durante 2022 más de 470.000 horas lectivas para personal operativo, de las cuales alrededor del 70% fueron presenciales y el resto a distancia.

 

Blázquez considera que uno de los principales alicientes para entrar en Prosegur es que “esta empresa se toma muy en serio su capacitación y les ofrece un futuro”. García desarrolla esa idea al añadir que “puedes entrar como auxiliar operativo, realizando tareas de asistencia a los vigilantes mientras te estamos formando, para pasar a continuación con tu correspondiente TIP. De ahí es posible seguir progresando hasta convertirse en jefe de equipo o jefe de servicios, y también existe la posibilidad de continuar formándose para acceder a algunos de los cargos como personal de estructura que ofrecemos periódicamente como promoción interna”.

Blázquez destaca que “cada vez más profesionales que entraron como vigilantes han seguido ese itinerario de autoperfeccionamiento y progreso laboral hasta alcanzar puestos de alta responsabilidad en la empresa”. Estos casos sirven de ejemplo práctico del círculo virtuoso que Prosegur ofrece a sus empleados: si tienen el perfil adecuado, demuestran inquietudes y se siguen formando, la empresa apuesta por ellos y se asegura de que puedan hacer carrera.