Super-Robot, la criatura más innovadora del CREAD

Gran hermano de robots, Frankenstein de tecnologías, chaleco salvavidas de la robotización. De todas estas maneras llaman en el CREAD (Centro de Robotización, Excelencia, Automatización y Digitalización) a su más preciada criatura, el Super-Robot. Suena a máquina de película y en cierto sentido lo es, no porque tenga un aspecto humanoide (es un software), sino por su función: un Terminator que lucha contra las ineficiencias en la automatización de procesos de negocio.

Empecemos por el principio. A finales 2017 la compañía lanza un proyecto estratégico: crear un centro de alto rendimiento de automatización que termina siendo el CREAD. Toma el guante Fernando Cisneros, director del Centro, y eleva el listón a 300 procesos de negocio automatizados en solo tres años. Un volumen y un plazo que parecían una quimera en un proyecto de tal calibre.

 

Robot de robots

A este relato le falta la pieza clave del Super-Robot. El modelo de automatización debía ser eficiente pero además escalable, elástico y sostenible en el tiempo. Y para lograrlo necesitaban una herramienta base con exactamente esas mismas características, un robot de robots que controlase el desarrollo y el rendimiento de los RPA para eliminar ineficiencias.  

Idearlo, comunicar la idea, desarrollarlo, comprobar paso a paso su operatividad en un entorno de preproducción y lanzarlo al ruedo en una versión pulida fue por tanto el pilar del proyecto. “Los más relevante del Súper-Robot, más allá de sus funcionalidades y las cosas increíbles que nos permite hacer, es que introdujo el germen de la innovación en el CREAD”, apunta Cisneros.

El resultado es un software que puede integrar todos los RPA del mercado junto con otras muchas tecnologías de apoyo como gestión de las bases de datos que usan los robots, monitorización a partir de aplicativos de .NET (una plataforma de Microsoft para el desarrollo de software), seguridad de acceso, aplicaciones de inteligencia artificial como machine learning y deep learning para perfeccionar procesos o un servidor de aplicativos también de Microsoft, entre otras.

Donde quiera ponerlo la compañía. Esa capacidad evolutiva es ampliable y flexible, puede adaptarse rápido al cambio acelerado. “Los procesos de negocio crecen y decrecen deprisa, surgen nuevos casos de uso, nuevas necesidades y exigencias de los clientes, y esto es un negocio, hay que evolucionar al ritmo de la realidad o el negocio se pierde”, explica Cisneros. 

Por eso Súper-Robot amplía constantemente sus competencias con el mismo modelo de desarrollo ágil, por fases testadas para que en el mundo real no tenga fallos. Por ejemplo la seguridad en el acceso humano al entorno robótico, la aplicación de visión artificial para detección y clasificación de problemas, la integración del asistente Alexa para que busque y aporte información de los procesos y el procesamiento ampliado de información para contabilizar nuevos parámetros como impactos, incidencias o picos de trabajo.  

Esa capacidad creciente hace que el Súper-Robot trascienda su función original de control y mantenimiento de los RPA. Ya se usa como herramienta para todo proyecto de innovación del CREAD y podría monitorizar cualquier operación, incluso sin robots, como la seguridad de un concierto masivo o una final de Champions.

 

Una herramienta pionera

  • En realidad son dos Super-Robots gemelos, uno se encarga de las operaciones automatizadas de América y otro de las de Europa. En total, están conectados a 52 RPA y está previsto integrar nuevas licencias de robots. 
  • Ya se han robotizado 360 procesos, desde actualizar cambios en las condiciones de los contratos a trámites para agilizar facturación, cuadrar cuentas y requisitos fiscales, reclamar pagos, enviar informes de servicio o planificación logística.
  • Los usuarios pueden visualizar hasta 100 pantallas en mosaico con la monitorización de procesos diferentes.
  • El objetivo es que los RPA trabajen la mayor parte de las 24 horas diarias. Alcanzar una tasa de aprovechamiento del 50% es muy difícil, en Prosegur ya roza el 70%.
  • Cada uno de los dos Super Robots se bastan con ocho cores en la CPU, 16 gigas de RAM y unos 400 gigas de disco duro. 
  • El sistema genera, gestiona y explota unos cuatro terabites de información vinculada a los procesos cada semana.

Así termina formándose un organismo informático, un robot superdotado, único, creado y evolucionado por el CREAD. “No existe una herramienta igual en las organizaciones que emplean RPA, Prosegur es una referencia”, explica Cisneros. De hecho Súper-Robot ha recibido un premio al uso más innovador de RPA en todo el mundo concedido por Blue Prism, la multinacional que produce los robots usados en Prosegur.

¿Qué hace esa combinación de músculo y cerebro? Fundamentalmente monitoriza en tiempo real el rendimiento de cada RPA en cada tarea para detectar de forma temprana cualquier ineficiencia y solucionarla de raíz, sin parchear a posteriori. Por ejemplo, si en la comunicación con la Seguridad Social para dar de alta a cientos de empleados pasa de tardar dos minutos a cuatro. Es escalable, puede vigilar lo que haga falta, 10 procesos, o 100, o 500.

También contabiliza los parámetros de eficiencias hasta clavar la cifra de ahorro de horas de trabajo. Gracias al control exhaustivo de toda esa información propia, puede asignar a cada robot la cargabilidad, es decir, el trabajo máximo que puede realizar en un plazo y en cualquier circunstancia, por ejemplo un pico inesperado de demanda. La monitorización de eficiencias e ineficiencias también le permite generar modelos predictivos para automatizar otros procesos a partir de la experiencia en buenas prácticas.  

 

¿Dónde está su límite de funcionalidad? 

 

La personalidad del Súper-Robot (en cifras)