Cómo Prosegur se ha convertido en la compañía referente en sostenibilidad de su sector

Las compañías se han embarcado en una profunda transformación sostenible, con un plan que da prioridad al uso extensivo de iluminación LED y sistemas integrales de gestión de edificios.

Las primeras compañías del sector global de la seguridad que se suman a la iniciativa The Climate Pledge para completar su plena descarbonización en 2040, diez años antes del plazo fijado por el Acuerdo de París son Prosegur y Prosegur Cash.

El compromiso con un objetivo de tal escala y a tan largo plazo refleja la profunda transformación del grupo hacia la sostenibilidad en su triple dimensión: social (centrada en las personas); ambiental (para potenciar su impacto positivo), y del gobierno corporativo (centrado en adoptar con plena responsabilidad las decisiones críticas).

“Hablamos de criterios ESG (siglas en inglés de Ambientales, Sociales y de Gobernanza), y a nosotros nos corresponde centrarnos en la gestión óptima de la energía como pilar de esa E, que hace referencia al medio ambiente”, explica Esteban Pozo, director global de Energética y principal responsable de los proyectos de eficiencia energética, cobijados bajo el Plan Director de Sostenibilidad 2021-2023.

 

Objetivos y compromisos medibles

Aunque, como recuerda Pozo, “nuestra actividad no implica ni un consumo ni un impacto ambiental intensos”, el Plan Director asume unas metas que resultan francamente ambiciosas para un plazo tan breve, apenas un trienio. Entre ellas, adoptar al menos un 50% de suministro renovable, reducir un 5% el consumo eléctrico total, un 25,2% de nuevos productos de bajas emisiones y el 100% de iluminación eficiente en sus edificios, junto con diversos retos de economía circular.

Por lo tanto, la política de eficiencia se despliega en varias fases y categorías: además de integrar energías limpias certificadas, sustituye la iluminación por lámparas LED de última generación, instala paneles fotovoltaicos que fomentan el autoconsumo en algunas sedes y proyecta otras medidas, como los sistemas de medición y análisis para optimizar la gestión del consumo en sus inmuebles, en un proceso de mejora continua.

“Nuestra actividad no implica ni un consumo ni un impacto ambiental intensos”, el Plan Director asume unas metas que resultan francamente ambiciosas para un plazo tan breve, apenas un trienio.

 

La eficiencia energética exige necesariamente otra eficiencia previa: la de la planificación. Es decir, el estudio exhaustivo de los edificios y sus necesidades, del mercado y la legislación de cada país, de socios y proveedores con las mejores tecnologías y suministros según criterios de calidad-precio, de la propia situación económica de Prosegur para calcular inversiones y plazos de retorno, además de la previsible evolución del entorno energético en cada escenario.

Este último factor se ha revelado determinante tras el estallido de la guerra y la consiguiente crisis energética. Pozo explica que este imprevisto no solo les ha obligado a recalcular todas las estimaciones y acelerar proyectos para ahorrar cuanto antes, sino que “refuerza el carácter estratégico de la eficiencia de cara al futuro y en un contexto tan complicado”. Con las tarifas disparadas, una lámpara LED o un panel de autogeneración refuerzan su valor como activo.

 

Cumplimiento estricto de la ley

Sus beneficios superan con mucho la reducción de costes. Implican también incentivos cruciales, como el cumplimiento normativo de legislaciones ambientales cada vez más estrictas, el acceso a subvenciones económicas, exenciones tributarias y créditos que exigen auditorías certificadas, un comportamiento ESG que mejora la valoración en los índices sostenibles y atrae inversiones, o contribuir a prioridades sobrevenidas como reducir la demanda y recuperar soberanía energética en países golpeados por la crisis de tarifas.

Carolina Calero, Project manager y coordinadora del área de Gestion de Medios, destaca además otras ventajas “quizá intangibles pero vitales”, como la reputación corporativa y social o “el orgullo de pertenencia de la plantilla a una compañía que es parte de la solución frente a desafíos sin precedentes como el cambio climático”.

Pozo coincide: “Cualquier proceso de transformación siempre es apasionante, pero los de eficiencia energética por contribuir a la toma de conciencia y al desarrollo sostenible, con mucho más motivo”. “Estos proyectos aportan el valor añadido de cohesionar a una compañía tan diversa como la nuestra porque vinculan a todos los negocios y múltiples áreas: desde Innovación, Sostenibilidad o Gestión de Medios a la Secretaría General. Son proyectos corales, una sinfonía”.

 

Proyectos de eficiencia energética

- Prosegur ya ha sido vanguardia con un proyecto pionero de instalación de paneles fotovoltaicos en 15 edificios de Brasil para autogeneración y autoconsumo, con certificado de energía renovable.

- Doble proyecto de iluminación LED e instalación de paneles fotovoltaicos en el edificio más emblemático de Prosegur en España —situado en el distrito madrileño de Vicálvaro —, que ha permitido elevar la categoría energética de D a B.

- La compañía aprovechará estas experiencias para replicar la iluminación LED en otros diez edificios corporativos de España y - Portugal. También se están llevando a cabo proyectos de eficiencia en Alemania, Argentina y Brasil, entre otros países, estando en permanente estudio en función de la evolución de los mercados y de las necesidades de las líneas de negocio.

- La fase siguiente pasa por implantar sistemas tecnológicos de gestión energética de algunos edificios mediante telemedición, sensores y análisis de datos para controlar las pautas de consumo y reducirlo aproximadamente un 10% más. Serán medidas más puntuales, de ajuste, pero con un mayor retorno de la inversión.